07 abril, 2007

El aire, por Adriana

El aire huele a viejo,
a terco y funcional, a espeso cuerpo.
El aire huele a viejo,
a falta de calor, a negro espejo.
A rara mezcla de cansancio y tiempo,
a duro mineral sobre tu cuerpo,
a restos de memoria y de reflejos
de un amor visceral que tengo lejos.

Llevo colgado en mi oído,
el arrullo de tu voz,
penetrable y tan mezquina,
tan violenta, tan serena, tan divina...

El aire huele a viejo,
a resplandor amargo, a desconcierto.
El aire huele a viejo,
a la voz de la sombra en que me encuentro
A una pasión frenada sin delitos,
al resquemor callado de tus gritos,
a un corazón rajado por los celos,
de ese amor visceral que tengo lejos.

Llevo colgado en tu oído
el arrullo de tu voz
penetrable y tan mezquina,
tan violenta, tan serena, tan divina…

Quiero dormirme en tus manos,
recrearme por tu vientre,
quiero morirme en tu boca,
cálida tumba de tus dientes…

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