03 enero, 2008

Rebeldía por ti


Sálvame de mí mismo,
de mi soledad austera,
caprichosa y desdichada,
no me dejes caer al abismo.

Cúrame las lágrimas del alma,
lágrimas de fuego
que incendian mi ser
y sueñan con el mar.

Hazme creer en lo finito,
en que todo sea palpable,
sin ideas abstractas
ni lugares imaginados.

Quizás te pida mucho.
Sólo pido tu beso.

Alíviame de mi mente,
mente extasiada y ambiciosa,
vuélveme liviano por momentos,
déjame caminar en ti.

Enséñame tu locura
que yo estoy harto de la mía,
muéstrame tus pasos
que los míos ya han tropezado.

Ábreme tu ventana
y entraré volando
con el corazón en el pico,
para que entre primero…

Quizás te pida mucho.
Sólo pido tu beso.

01 enero, 2008

A Triana, por Anabel Delgado Rangel



La calleja abierta,
la noche oscura,
una guitarra en medio de la placita
y unas voces cantando por soleares.

Me adentro en mi mundo,
en mi lugar,
en esa noche de luna clara
donde el ritmo seduce a la más
bella de las criaturas,
donde un oléé o un ejéé
se convierten en todo un arte.

Donde el sol no calienta,
sino que quema.
En aquel rinconcito
donde la gente se para
solamente a contemplar
un precioso puente
de una hermosa ciudad
y donde escriben sus mejores versos
los músicos de toda la humanidad.

Mis sueños
se pierden por esas callejas,
me llevan a sitios recónditos
y mi alma ya no vuelve a formar parte de mí,
quiere quedarse allí
y nunca más volver a salir.