09 septiembre, 2011

La voz



La voz que oigo a lo lejos me mantiene despierto.
Es como un susurro, sin aristas,
que envuelve todo el entorno en el que estoy, quieto.

Su tono es peligroso. Y a la vez perfecto.
Penetra cuidadosamente en cada poro como una caricia...
y te deja desnudo y expectante.

Te atrae como las montañas al viento,
Te atrapa como el agua a las nubes,
te deja desprotegido como un barco sin vela
destinado a la aventura.

La voz que oigo es tan sutil
que sólo puedo escucharla una y otra vez,
y cuando no suena, nada deseo más que aparezca, de repente...
para despertarme y no querer que se diluya nunca más,
entre tanta inmensidad.

17 junio, 2011

Mi ciudad


En la acera gastada bailan mis pies,
en cada adoquín.

La rebelión de luces
de nuestra ciudad
me ayuda a reflejar,
con mis ojos,
el colorido de mis ilusiones.

Esas que se entremezclan con las tuyas...

Las fachadas crecen sin parar,
en esta ciudad regada con cemento desarmado.

Pero nadie quiere huir.
Nadie debe parar la música.

Cada cuál con su motivo. El mío ya lo encontré.
Estas calles no me importan si no llevan el rastro de tu olor.
Si no son también tuyas.

13 abril, 2011

A deshora

A deshora, mi mente se despierta.
En el momento en que tú duermes, yo abro los ojos.

No lo elijo, simplemente ocurre.
No puedo evitar renacer antes de dormir.

Por eso al llegar la mañana,
mi cuerpo despierta, con trabajo.

Pero gustosamente da el paso...
se despereza él solo y pone el pie en el suelo.
Da igual cuál sea.

Así empieza un nuevo día,
así hago mi camino de piedras a no sé dónde...
¡Ni me importa!

08 marzo, 2011

La pausa


Si se pudiera parar el vaivén de los besos que me lanzas.
Usar un ancla, fijarlos con mis manos, con la luz de mis ojos.

Pegar sus esquinas, juntarlos, guardarlos en una cajita.
Unirlos con hilo fino y darles brillo.

Quitarles la libertad, por lo menos por un rato...
Que sean míos. Darles vida con mis ojos, que saboreen la verdad.

Y soltarlos, como un avión de papel, que vuelen.
Y que ellos elijan si vuelven, mientras mis manos acarician tu pelo...
y mi pecho se queda mudo.


01 marzo, 2011

Flashes


Al empezar el día todo florece. Huele a nuevo la vieja cortina...
Desayunas diferentes cosas, aunque sean las mismas.
Tu vida se para, durante segundos, para sincronizarse con la suya. Flash.

Los pasos avanzan más. Los gritos...ya no son necesarios.
Los besos se multiplican. Las caricias se sienten, a lo lejos. Flash.

Al seguir el día, el ritmo sigue...se juntan los caminos...
Ese que sigues sin saber a dónde va a llevarte. Sin pararte.

Hay cosas que se escapan y son las que buscas al día siguiente...
son infinitas.

Al terminar el día, sólo quiero entrar por tu ventana,
tenerte pegada a mí, y yo a ti... y aquí viene otro Flash,
ese que te hace creer en muchos más.

04 febrero, 2011

Su frágil dureza

Su dureza,
dulce mentira de arena;
tan temporal,
tan brillante en sus ojos,
temblorosa en su boca;
tan difusa,
como la niebla de invierno.

Tan suya,
tan frágil.


por J. G. D.

25 enero, 2011

El lejano lucero

 

Nostálgico, un lucero titila en el cielo helado,
Y tirita de frío, de soledad, porque está cansado.
Cansado de no tener compañía, de que no haya nadie a su lado,
Alejado de las demás estrellas y luceros, colgado en el oscuro cielo, hastiado.

Preguntándose quién lo puso ahí, quién le impuso el castigo,
Si estará siempre así, si vivirá sin abrigo.
Sin compañía, ni calor, ni amores, ni amigos,
Si le duele el corazón o es que ni siquiera está vivo.

Un lucero titila en el cielo helado...
¿habrá alguien que lo haya notado?

por Luz G-M. S.

16 enero, 2011

Buenos insomnios...buenos días


En el insomnio más absoluto, mis palabras
quieren ser prolongaciones de sueños inconclusos,
desesperadamente deseosas de continuar con su uso
y que todo un mundo de posibilidades se abra.


El momento del despertar fue hace ya rato.
El de dormitar, entremezclado y opaco.


Íbamos por una calle, nada paradisíaca.
Nos mirábamos, te miraba, me reuías, me mirabas, te reía, me reías,
nos pintábamos las manos, te manchaba, me decorabas...

De repente, un murmullo salió de mi pecho.
No pretendí que lo escucharas.
En ese momento, todo se convirtió en mucho más que un juego de niños...

Luchamos por vivir cada segundo, cada partícula de oxígeno de nuestras bocas;
cada partícula de contaminación del aire, la apartábamos...
No nos cansábamos de ser felices.
Todo lo hacíamos ser perfectamente imperfecto.


Yo no necesito ser salvado. Ya lo fui hace años.
Lo que necesito es decirte bien alto...¡buenos días, princesa!

06 enero, 2011

Parecer


No soy más que dueño de lo que toco y dejo escapar.
No pretendo alquilar sonrisas de cerámica a cambio de libertad.

Parece que todo se va a romper y sin embargo...
cae por su propio peso, implacable, resistente.

Los inviernos te pillan desprevenidos por la espalda,
esa renovación latente, ese frío que concreta las emociones.

No soy más que uno más.
Sólo soy un afortunado más.
Un ladrón de verdades,
que a veces hasta las encuentra...