22 abril, 2007

Sentimiento oxidado, por Pedro Glez.

Era invierno...
aquel día te conocí.
Tu mirada caló con la mía
con más frenesí que nunca.
Una llama empezó a arder...


¡Eras tú!...
bella y pura,
no dejé de mirarte...


Mi corazón se convirtió en locura,
tu sonrisa era mi felicidad,
tus labios, mi deseo,
tu voz, mi dulce melodía,
¡un segundo más quise vivir!...


¡Eras tú!,
bella y pura,
no quise olvidarte...


Era invierno...
mero espejismo fue el frío.
Aquel día sentí...
el calor de tu cercanía,
¡sí!, el calor de tenerte junto a mí...

17 abril, 2007

Añoranza, por Luz

Aún es invierno joven
cuando la ciudad,
en la añoranza sumida,
languidece de nostalgia
por la primavera, perdida.


Y llora de pena, recordando.
El silencio roto por saetas,
fervorosas imágenes de madera,
el rostro doliente de la Macarena.


Recordando.
Cuando el olor del azahar
y la mirada de la Trianera,
a los cuatro vientos pregonaban
que en Sevilla,
era ya primavera.


14 abril, 2007

Pecados capitales


La lujuria de tu mirada cala en la mía,
la arrogancia de tus besos alimenta mis pasos,
la gula de tus palabras dejan en silencio las mías,
la codicia de tu cuerpo incita la avaricia de mi pensamiento,
la ira tuya cuando me marcho compite con mi envidia cuando te marchas tú,
mi orgullo por tenerte te llena de soberbia...y todo esto es lo que nos une.

13 abril, 2007

Corazón solitario


Corazón solitario el tuyo,
busca emociones fuertes,
liberales, únicas y auténticas,
en este caos, en este barullo...


Pero nada te aporta,
nada te autentifica,
nada te reafirma en este mundo loco.


Tú, que todo lo ves gris,
con gafas de cristal opaco,
con perfume de melancolía
y camisa de tristeza.


Tú, que no das un paso sin dejar de mirar el suelo,
con el ombligo ciego y apagado,
con los zapatos despeinados
y el pelo desatado.


Buscas sin confianza la sal,
oteas miedosa la realidad,
palpas con recelo todo lo que viene
y no consigues liberarte niña...




Libérate. Sé tú. Canta. Ríe.
Baila. Llora. Huye. Quiere.
Ama. Besa. Aprende. Enseña.
Siente. Lucha. Juega. Emociona.
Grita. Gana. Pierde. Piensa...
piensa que en esta vida eres tú,
¿qué más decir...?


Todo tiene la gracia que tú le quieras dar,
la sal y arte que tú le quieras brindar...
¿Sabes? Sin ti yo no soy nada.

08 abril, 2007


Miedo de escribir esto,
¿las palabras se darán un aire a ti?


Aquel día me encarcelaste...
en la celda de tu esencia de niña.
Yo como anónimo intentaba encontrar
la manera de conocer tu nombre...


Mil y una vuelta, varias noches loco, unos días de psiquiatra.
¡Me entregué a ti sin conocerte!
¡Sin conocer tu nombre!


Sólo creía conocer ese yo en ti,
ese gesto mío
y ese encajar perfecto entre tu figura y la mía.
Me equivoqué.
No conocía tanto. No sabía nada.
La inexperiencia me limitó...


Otro día te miré de cerca,
como faro mira al mar en señal de auxilio,
solo que era yo el barco perdido...
Tus ojos me cegaron
y mi alma palpitó deseando tocarte,
pero me lo impidió mi niñez, mi poco hacer...


Hoy puedo decir que te vi de cerca sin conocerte,
sólo capté tu esencia, a ti.
Soy un simple monigote
que intenta aprender tu esencia sin robártela,
ser tu aprendiz...


¿Por qué me volví loco contigo?
Porque cuando dejo el lápiz y acabo, te imagino...
Te imagino a tí, pureza.

07 abril, 2007

El aire, por Adriana

El aire huele a viejo,
a terco y funcional, a espeso cuerpo.
El aire huele a viejo,
a falta de calor, a negro espejo.
A rara mezcla de cansancio y tiempo,
a duro mineral sobre tu cuerpo,
a restos de memoria y de reflejos
de un amor visceral que tengo lejos.

Llevo colgado en mi oído,
el arrullo de tu voz,
penetrable y tan mezquina,
tan violenta, tan serena, tan divina...

El aire huele a viejo,
a resplandor amargo, a desconcierto.
El aire huele a viejo,
a la voz de la sombra en que me encuentro
A una pasión frenada sin delitos,
al resquemor callado de tus gritos,
a un corazón rajado por los celos,
de ese amor visceral que tengo lejos.

Llevo colgado en tu oído
el arrullo de tu voz
penetrable y tan mezquina,
tan violenta, tan serena, tan divina…

Quiero dormirme en tus manos,
recrearme por tu vientre,
quiero morirme en tu boca,
cálida tumba de tus dientes…

06 abril, 2007

Nada pesa tanto, por Jose Mª Vald.

Opté por no pensarte,
a pesar del gravitar táctil hacia ti.

Nada pesa tanto
como necesitarte súbitamente.

Puedo sonreír y hablar,
incluso cortar segmentos de alma;
pero también puedo desmembrar
cada filamento asfixiado por esta ausencia.

Opté por no pensarte
a pesar de que sólo vivo si te imagina
cada sentir.

Te quiero con todo mi odiar
porque te necesito tan desmesurada
que el simple existirte no basta.

Mis palabras son estrechas
desde la atonía indomable
a lo inmenso rendido sin inervar de ti.

Esta sangre no acontece espacio,
sino el vacío de mi propia sangre
que no es mía.

Opté por no pensarte,
como si el pensarte me fuera una opción.

Tal vez no sepas, por Jose Mª Vald.

Tal vez no sepas, que me vives;
como sólo tú sabes:
breve, conciso, temporal;
pero lo cierto, es que te muero;
como sólo yo sé:
eterno, despierto, respirando.

Mi periferia se parece a ti,
desde la sangre hasta la piel;
mi centro sabe a ti,
desde el alma a las palabras.

Pero vivo. A veces sin mi;
otras estremeciendo en tus latidos.

Enmudezco porque el silencio
es reducido en mi ser.
Te nombro en el segmento
inervado que te imagina
porque el pensarte no es verbo,
sino urgencia.
No te delimito por tu contorno;
sin tus ojos, te palpo en la mirada.

Tal vez no sepas, que me existes,
como nadie sabe:
en desiertos, en suspiros, en tus gestos;
pero lo cierto, es que te palpito
como nadie sabe:
desde mi, profundo, único.

Lo estúpido, por Jose Mª Vald.

Lo estúpido de esto, es que me sigue doliendo.

Te espero, y sé que no vas a venir;
tu sonríes, yo me mato, y una luz se rompe
en el hueco incompleto de mi ser.

Yo no necesito corazones de vértigo,
ni frases que estremezcan a la piel;
yo no necesito un futuro perfecto,
ni latidos invertebrados en mis sábanas.

Yo te necesito a ti.

Y tú eres el rincón exiliado del mundo
que no tiene reloj ni límite de velocidad;
tú eres mi presente imperfecto
que equilibra y desbarata mi corazón porque sí…
y es que yo te necesito a ti.

Todo lo demás, no sirve.

Lo estúpido de esto, es que no te importa.

Y guardo una tarde para que tú me salves;
cuando quieras y donde quieras.

Tú permaneces inmóvil y tu olvido
es el ticket mojado que está en mi bolsillo.

No sé si sabes que dueles por diez;
y que a veces es tan difícil todo lo normal:
respirar, dormir, hablar, fingir, mirarte…

No sé si sabes que el olvido es estrecho
para ti, y si estás no siendo, me matas fugaz
y lento, porque no siendo, eres.

Lo estúpido de esto, es que es imposible.