17 junio, 2011
Mi ciudad
En la acera gastada bailan mis pies,
en cada adoquín.
La rebelión de luces
de nuestra ciudad
me ayuda a reflejar,
con mis ojos,
el colorido de mis ilusiones.
Esas que se entremezclan con las tuyas...
Las fachadas crecen sin parar,
en esta ciudad regada con cemento desarmado.
Pero nadie quiere huir.
Nadie debe parar la música.
Cada cuál con su motivo. El mío ya lo encontré.
Estas calles no me importan si no llevan el rastro de tu olor.
Si no son también tuyas.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)