09 septiembre, 2011
La voz
La voz que oigo a lo lejos me mantiene despierto.
Es como un susurro, sin aristas,
que envuelve todo el entorno en el que estoy, quieto.
Su tono es peligroso. Y a la vez perfecto.
Penetra cuidadosamente en cada poro como una caricia...
y te deja desnudo y expectante.
Te atrae como las montañas al viento,
Te atrapa como el agua a las nubes,
te deja desprotegido como un barco sin vela
destinado a la aventura.
La voz que oigo es tan sutil
que sólo puedo escucharla una y otra vez,
y cuando no suena, nada deseo más que aparezca, de repente...
para despertarme y no querer que se diluya nunca más,
entre tanta inmensidad.
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