Otro día más que llega con puntualidad.
La precisión que tiene cada día asusta entre tanta imprecisión y dudas. Aunque bueno, asusta o asombra, lo separa un pequeño paso. Las personas convivimos con los días como si realmente no estuvieran a veces, sólo nos acordamos de ellos cuando miramos el calendario y quizás hasta lo tachamos. Hay que ir más lejos...
Su esencia ni dura lo mismo ni es igual cada uno de los días, pero todos tienen las mismas horas. Esa es su imperfección. Eso es lo que compartimos cada una de las personas con ellos y cuando coinciden momentos de esencia e intensidad justos entre dos personas surge lo que, en mi opinión, es complicidad.
El ser humano nace y muere imperfecto. Cada día, también.
Cada humano es edición limitada. El día que dura 24h, también.
Juntos, podemos ir de la mano y, estando sólo con él, vivir lo que nos regala con su generosidad distinta y a deshora...sólo tenemos que dejar que los segundos fluyan por nuestro cuerpo y que nuestra voz siga el compás de cada tic-tac.
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